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sábado, 10 de octubre de 2015

Flota rusa del mar Negro: Durante una misión para recuperar torpedos secretos sin explotar, su barco localizó uno de ellos. Entonces, inesperadamente, un OVNI con forma de campana apareció por detrás de las nubes y descendió lentamente; situándose justo encima del artefacto. Una voz dijo, en un ruso bien claro, que no les sucedería nada malo y que todos debían quedarse donde estaban y una plataforma circular se extendió desde la base de la nave espacial atrayendo el torpedo hacia arriba como si fuese un imán; desapareciendo velozmente. (Parte 2- La Unión Soviética y los extraterrestres.)

Flota rusa del mar Negro: Durante una misión para recuperar torpedos secretos sin explotar, su barco localizó uno de ellos. Entonces, inesperadamente, un OVNI con forma de campana apareció por detrás de las nubes y descendió lentamente; situándose justo encima del artefacto. Una voz dijo, en un ruso bien claro, que no les sucedería nada malo y que todos debían quedarse donde estaban y una plataforma circular se extendió desde la base de la nave espacial atrayendo el torpedo hacia arriba como si fuese un imán; desapareciendo velozmente. (Parte 2- La Unión Soviética y los extraterrestres.)



¿Qué pueden hacer los extraterrestres respecto a la Tierra? Esperar hasta que las cosas cambien, sin duda. Tal vez, cuando los gobiernos entiendan definitivamente que ocultar su presencia a la población que administran es una quimera inútil. Podríamos hacer una abstracción; supongamos que el motivo de la ocultación y el engaño se corresponde con el deseo de poseer la tan ansiada tecnología extraterrestre y que las diferentes potencias, (incluida la Unión Soviética en su momento) lograsen hipotéticamente mediante tecnología inversa, fabricar naves de guerra parecidas ó iguales a los platillos volantes: ¿serviría para algo? Mi opinión es que para nada en absoluto, por alguna o varias de las hipótesis siguientes:


A: Un solo país logra desarrollar esa tecnología prodigiosa: Nunca podría mostrarla al resto de potencias mundiales ya que estas se sentirán vulnerables y el inicio de una guerra global seria solo cuestión de un corto espacio de tiempo.

B: Varias potencias consiguen simultáneamente la tan ansiada tecnología inversa extraterrestre: Dichas potencias intentarían desarrollarla de modo individual y en secreto, ambicionando cada una de ellas lograr un máximo punto de superioridad frente al adversario. Estarían condicionados todos estos países porque de ningún modo podrían utilizarla visiblemente;  de lo contrario se delatarían.  

C: Un país logra desarrollar tecnología extraterrestre estudiando naves estrelladas y pretende erigirse como representante de la Tierra, precisamente, frente a esas civilizaciones no-terrestres que visitan y coexisten con este planeta: La lógica dice que esas mismas civilizaciones nunca admitirían que el conjunto de la población terrestre fuese representada por un solo país, por muy poderoso que este fuese.

D: Todas las naciones más poderosas de la Tierra conocen simultáneamente de la existencia extraterrestre y buscan beneficiarse al desarrollar cierta tecnología inversa: Este grupo de países juega al unisonó negando esta realidad a la población en general, mientras que parte de dicha tecnología recuperada es puesta “en circulación” parcialmente, como por ejemplo el laser, los chips electrónicos, la fibra óptica, etc.. (según afirman algunos investigadores, esa tecnología fue recuperada del OVNI estrellado en Roswell, Nuevo México).

E: Una superpotencia, da por hecho que el resto de países poderosos tienen constancia de la realidad extraterrestre y para evitar que alguno de ellos tome la decisión de comunicarlo a la población, esgrime el “argumento sobre la necesaria ocultación” señalando que si acaso esta noticia es conocida, la civilización que conocemos, la sociedad, se vendría abajo y pone como ejemplo la colonización de países más primitivos por otros más desarrollados, tal como la conquista del Oeste americano por los colonos blancos. Actualmente, esta parece ser la tesis aceptada por la mayoría de países…: La realidad indica, que el argumento real para la ocultación viene dada por el hecho en el cual los poderes económicos mundiales de ningún modo tienen intención ni quieren cambiar su status de dominio y poder (200 familias controlan la economía mundial) y admitir de facto la presencia extraterrestre conllevaría un cambio radical en la sociedad, es decir, que el eterno ciclo de la destrucción-construcción que arrastramos los seres humanos impulsado por guerras y desequilibrios sociales, llegaría a su fin.

La tecnología inversa, procedente de naves estrelladas, es codiciada por los gobiernos de la Tierra.
Leyendo el libro Expediente SOVIET UFO, de Philip Mantle y Paul Stonehill,  se percibe claramente el interés de los gobiernos por todo aquello relacionado con los extraterrestres a la vez que se afanan por ocultarlo a la población que administran y siempre con la esperanza (las élites gobernantes) de “saber mas y mas para sí mismos” podemos llegar a la conclusión que nos encontramos en un “tiempo neutro”, mejor dicho, “tiempo perdido”: Si damos por cierto que los extraterrestres “estudian con lupa” todos los avances militares y aun mas, los relacionados con armamento nuclear, se entiende que desconfían de los seres humanos y nos ven como una civilización peligrosa para nuestro propio planeta.

Durante décadas, en la Unión Soviética, hubo miles de avistamientos e incidentes relacionados con naves extraterrestres, pero el dictador Iósif Vissariónovich Stalin* decretó desde el principio secreto absoluto sobre este tema y utilizo como herramienta para llevarlo a cabo  la muy temida KGB, las purgas políticas, deportaciones y los GULAGs (Campos de trabajos forzados dirigidos por la temida NKVD). (Curiosamente desde que Stalin  tuvo conocimiento del estrellamiento de un OVNI en Roswell, Nuevo México, se sintió siempre muy interesado por el tema, creando una sección secreta de la KGB que lo mantenía informado en todo momento). 

Stalin pasara a la historia, al igual que Hitler, como uno de los mayores genocidas del Siglo XX.
Cuando Stalin murió en 1953 otros dirigentes como Nikita Jrushchov, Leonid Brézhnev, Yuri Andropov, Konstantin Chernenko y Boris Yeltsin entre otros, siguieron en la misma línea de ocultación (Cosmonautas, militares, científicos, todos debían guardar silencio….) hasta la llegada del glasnot (transparencia) desde 1985 hasta 1991 impulsada por Mijail Gorbachov, que permitió la apertura a occidente y el flujo de información sobre la realidad extraterrestre en el territorio soviético. 

Los gulags, campos de exterminio soviéticos,  constituyeron una herramienta utilizada por el genocida Josef Stalin para eliminar miles de oponentes.
*(Según estimaciones de algunos investigadores, durante los años de terror del dictador y genocida Jofef Stalin, murieron asesinadas entre 30 y 60 millones de personas por deportaciones y purgas políticas ordenadas por él.: FUENTE: Wikipedia)

Mas información de los crímenes stalinistas: 





A continuación un pequeño fragmento del libro: Expediente SOVIET UFO, de Philip Mantle y Paul Stonehill

SUBMARINOS Y SECRETOS

En aquellos años en que los ufólogos soviéticos estaban sometidos a la persecución del Estado todopoderoso, y el propio tema de los ovnis era tabú, Vladimir Georgiyevich Ajaja fue uno de los primeros soviéticos en estudiar el aspecto hidrosférico del fenómeno. En una ocasión, en su vida larga y tumultuosa, el señor Ajaja, aspirante de Ciencias Técnicas, estuvo a cargo de la expedición de exploración subacuática a bordo del submarino soviético Severyanka. Tanto él como la tripulación del submarino habían divisado una criatura muy extraña durante una de sus inmersiones. Cuando su interés por investigar y discutir el tema prohibido de los ovnis le costó perder su trabajo, la Armada soviética le dio empleo y la oportunidad envidiable de estudiarlos. Como sirvió en la Armada en su juventud y más tarde participó en investigaciones oceanográficas, hizo amigos de confianza. Hasta tuvo la ocasión de interrogar a oficiales de Inteligencia Naval, responsables de los estudios sobre ovnis de la Armada, y de escribir una monografía sobre el tema para esa fuerza soviética.

En 1976 Ajaja tuvo una reunión interesante en el Departamento de Investigación Subacuática de la Comisión Oceanográfica de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética. Fue el 17 de noviembre, y entre los presentes estaban P. Borovikov, presidente del departamento, E. Kukharkov, su asistente, y 29 personas más. Habían venido a escuchar la conferencia de V. Ajaja sobre los ovnis y los fenómenos subacuáticos relacionados con estos. En ese entonces, Ajaja era asistente del presidente P. Borovikov. Después de su conferencia, los presentes decidieron incluir el total de avistamientos de ovnis -sobre cuerpos de agua y profundidades de la hidrosfera-dentro de las actividades del Departamento. Se compiló la información y se analizó.
Sin embargo, es muy posible que Ajaja tampoco haya revelado todo lo que sabe sobre el fenómeno de los ovnis subacuáticos. En 1966 publicó, junto con otros autores, un curioso libro cuyo título en castellano sería «Los submarinos en la investigación científica», (Nauta, 1966). En él se menciona brevemente que V. G. Ajaja, N. I. Tarasov, A. K. Tokarev, y E. V. Shishkov realizaron investigaciones intrigantes en el área de la hidrobiología. Ajaja nunca dio a conocer de qué se trataban esas investigaciones misteriosas; obviamente, algunas cuestiones de los fenómenos ovni rusos permanecen tan secretos hoy como durante el régimen del Politburó.


Un episodio interesante, que Ajaja mencionó varias veces en diferentes publicaciones -la última, en 1999, en la revista NLO (abreviatura rusa de ovni)-, ocurrió el 7 de octubre de 1977. Una base de servicio flotante para submarinos en el mar de Barents recibió la visita de nueve extraños discos brillantes. Los ovnis descendieron y circularon alrededor de la base. Los oficiales de la Armada soviética, desesperados, no podían enviar ni recibir señales de radio. Esta danza continuó durante 18 minutos hasta que los ovnis desaparecieron.

Un pequeño periódico ruso, Podmoskovie-Nedelya, publicó un artículo muy interesante en su edición del 8 de agosto de 2001. El autor era Vadim Kulichenko, un oficial submarinista retirado de la Armada soviética.
Los soviéticos tenían un nombre especial para un fenómeno anormal que aun en nuestros días no tiene explicación. Llamaban kwakeri a los objetos misteriosos que detectaban los rompehielos nucleares soviéticos. Kvakat en ruso significa «croar». La palabra también significa «cuáqueros», pero este uso particular del término no tiene conexión con ese sentido.
Algunos investigadores militares soviéticos creían que los kvakeri eran ovnis subacuáticos. Sin embargo, la mayoría de los especialistas de los grupos de investigación que habían estudiado el fenómeno no estaban de acuerdo con esta conclusión.
El misterioso fenómeno en cuestión se descubrió en las décadas de los sesenta y setenta. Los submarinos nucleares soviéticos detectaban sonidos extraños procedentes de objetos que se movían a gran profundidad. La tarea de escuchar sonidos subacuáticos se conoce como monitoreo hidroacústico.
Los monitores soviéticos registraban señales extrañas que semejaban el croar de las ranas. A los objetos que los emitían los llamaron kvakeri, y el término se aceptó oficialmente en los documentos navales.


La Unión Soviética, posteriormente Rusia, construyó 248 submarinos nucleares entre 1950 y 2001. Algunos de estos submarinos deben haber llamado la atención de los kvakeri, ya que los indicadores de curso y dirección de los buques navales soviéticos demostraban que los objetos se movían en círculos alrededor de los submarinos, lo que cambiaba la frecuencia y tonalidad de la señal. Era como si los objetos invitaran a los submarinos a establecer una especie de conversación. Los kvakeri reaccionaban de forma especialmente activa -aunque nunca agresiva-ante las emisiones acústicas de los submarinos. Acompañaban a los submarinos soviéticos hasta que salían de determinada zona. Luego, los objetos “croaban” por última vez y desaparecían. Si bien durante los largos años de interacción con los objetos nunca existió una confrontación, el estrés y los nervios afectaban a los comandantes y a la tripulación de los submarinos soviéticos cuando los kvakeri acompañaban a los buques.

A finales de los años sesenta la Guerra Fría era incontenible, y los fenómenos subacuáticos extraños llamaron la atención del alto mando de la Armada soviética. Los submarinos nucleares protagonizaron la etapa más violenta de la carrera armamentista. De ahí que se crearan grupos de investigación especiales para estudiar el fenómeno. Las respuestas que debían encontrar no eran sencillas: qué objetos subacuáticos emitían los sonidos misteriosos, cuál era su naturaleza, y si se trataba de un invento secreto de los estadounidenses que les permitía seguir y espiar a los submarinos soviéticos.

Varios buques equipados especialmente se enviaron a la zona de los encuentros. A finales de la década de los setenta se llevó a cabo una conferencia científica sobre los kvakeri en la Armada soviética, pero los participantes no pudieron llegar a ninguna conclusión definitiva.
A principios de los años ochenta, el programa Kvakeri se canceló en forma abrupta. Se disolvieron los grupos de investigación especiales, ya los funcionarios que habían trabajado allí se les asignaron otras tareas. Toda la información y los datos reunidos se clasificaron como ultrasecretos y se guardaron bajo llave en los archivos de la Armada.

Ni Vadim Kulinchenko ni otros antiguos funcionarios soviéticos de su rango saben por qué se canceló el programa. Las razones por las que los resultados de la investigación se consideran reservados son bastante obvias. El ex-submarinista Kulinchenko intentó reunir toda la información disponible a falta de la apertura de los archivos secretos. Doce años después de la caída de la Unión Soviética, todavía es muy poca la información sobre los kvakeri que se filtró. Incluso aquellos que investigaron el fenómeno tienen opiniones diferentes acerca de su naturaleza. Aparentemente, el fenómeno no se está investigando en forma oficial en la actualidad, pero en Rusia existen personas dedicadas a descubrir la verdad. A pesar de todo, los kvakeri no han dejado de “croar” y siguen acompañando a las embarcaciones rusas sin agredir a los submarinos ni a la tripulación.


A finales de la Guerra Fría (1989) había más de cuatrocientos submarinos a propulsión nuclear en funcionamiento o en proceso de fabricación. Aproximadamente doscientos cincuenta se transformaron en chatarra y otros, que estaban encargados, se cancelaron, en gran medida debido a los programas de desarme. Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China poseen, en total, 160 submarinos de ese tipo en la actualidad.
La contaminación radioactiva originada por las actividades industriales y nucleares del pasado es uno de los problemas más complicados e inciertos en Rusia.
El Ártico se convirtió en un cementerio para la otrora poderosa y temida flota soviética de submarinos a propulsión nuclear.
Tal vez los submarinos nucleares atrajeron a los kvakeri debido a los impredecibles peligros ecológicos que estos buques suponían para el medio ambiente. Los submarinos nucleares son extremadamente propensos a ocasionar desastres. Después de todo, los submarinos soviéticos y rusos de esta clase utilizan uranio enriquecido como combustible -a veces enriquecido hasta en un 90 por ciento. El combustible usado es muy radiactivo y contiene uranio altamente enriquecido no quemado, plutonio y productos de fisión. Los submarinos rusos se corroen y hunden en el Ártico mientras el compartimiento de sus reactores se llena de agua, lo que presagia una catástrofe ecológica.

Es posible que la siguiente información pueda servir como confirmación del fenómeno kvakeri.
Los archivos secretos de la Armada Soviética contienen información muy valiosa sobre el avistamiento de ovnis. Los investigadores militares soviéticos trabajaban de manera consciente y minuciosa. Valentin Vladimirovich Krapiva, un investigador ucraniano reconocido, ha reunido y publicado información sobre el aspecto hidrosférico del fenómeno ovni.
Durante la década de los sesenta, Krapiva acudió a conferencias impartidas por oficiales veteranos que habían servido a bordo de submarinos extraño y muy intenso mientras el ovni se sumergía, pero este sonido cesó muy pronto.


El 26 de diciembre de 2002, el periódico ruso Zhizn publicó un artículo sobre observaciones soviéticas de ovnis. El presidente de la Comisión de Fenómenos Anómalos de la Sociedad Geográfica Rusa en San Petersburgo hizo una presentación en el encuentro mensual de diciembre de la sociedad. Esta institución estudió decenas de miles de casos de avistamientos de ovnis y llegó a la conclusión de que estos objetos eran reales. El presidente, Yevgeny Litvinov, recordó que su experiencia con los ovnis había comenzado cuando era un oficial naval soviético y no tomaba en serio ninguna información publicada en relación con dichos objetos. Después, en el invierno de 1979-1980 sucedieron varios incidentes que conmocionaron a la Flota del Norte y obligaron al Estado Mayor soviético a tomar los ovnis en serio. Todas Las semanas, durante un período de seis meses, los ovnis habían visitado una base de submarinos soviética en el río Dvina occidental. Las naves tenían forma de disco y sobrevolaban los lugares de preparación de armamento -minas, torpedos, armas nucleares- Los ovnis también volaban sobre la ciudad militar secreta. Mientras el personal militar en tierra observaba libremente los platillos volantes, los radares antiaéreos no registraban nada. El capitán Beregovoy, a cargo de la inteligencia naval de la Flota del Norte, ordenó que se tomaran fotografías de los ovnis, pero fue en vano porque, sin advertirlo, la película se veló en todas las oportunidades. Los soviéticos estaban ocupados en tratar de descubrir qué eran los ovnis que volaban sobre sus cabezas. Al principio sospecharon de la OTAN, pero después se les explicó que sus posibles adversarios no poseían tal tecnología. Para evitar el pánico, le dijeron al personal militar que los ovnis eran naves de fabricación soviética en proceso de prueba. Por supuesto, los oficiales de alto rango sabían que no era así y estaban aterrados por la incertidumbre. Por entonces se abrió una causa penal por cuatro cerdos que habían desaparecido de una jaula al aire libre.

Unos marineros le dijeron al investigador que un objeto con forma de disco había sobrevolado la jaula y había emitido unos rayos azules. Los cerdos se elevaron en el aire desde la jaula y luego los subieron a bordo de la nave. El contramaestre responsable de la jaula confirmó la historia. Los investigadores estaban convencidos de que los marineros no mentían porque este había comunicado a sus superiores la desaparición de los cerdos, nunca se encontraron rastros del robo, y los marineros estaban sobrios después del incidente. El caso penal se cerró. Pero sucedieron hechos más graves ese invierno.

Submarino soviético clase Víctor
La tripulación de un submarino del proyecto soviético 671 -clase Víctor, según la clasificación de la OTAN-tuvo un encuentro con un ovni. El comandante del submarino era Aleksey Korzhev. El submarino estaba arribando a la base; algunas veces salía a la superficie y otras descendía hasta los 200 metros. Quería evitar que los satélites espías lo detectaran. Entonces llegó un informe acerca de un avión que se había avistado más adelante. El comandante se sorprendió porque el clima ese día no era en absoluto propicio para vuelos. Pero a 50 metros del submarino, un disco plateado se mantenía en el aire y se movía despacio con el barco, manteniendo cierta distancia hacia adelante. La tripulación lo observaba como hipnotizada. Entonces, el ovni emitió un rayo de luz, pero este haz de luz blanca brillante no alcanzó la superficie del agua de inmediato, sino que, en contra de las leyes de la física, descendió lentamente. Korzhev ordenó de inmediato un cambio d curso. El disco ascendió lentamente y desapareció entre las nubes. Utvinov dijo que los soviéticos especularon que el ovni quería examinar el submarino, que, de hecho, llevaba a bordo lo más nuevo en armas.


Más adelante, cuando Litvinov formaba parte de la Comisión Especial del Estado Mayor de la Armada soviética, pudo leer docenas de informes sobre ovnis que provenían de los canales de inteligencia. Un informe describía el aterrizaje de un ovni en la bahía de Motovsky, en el mar de Barents. Años más tarde, se produjo una pérdida de residuos radiactivos líquidos en un depósito de combustible usado en la bahía de Motovsky y en el fiordo de Utsa. En 1996, aproximadamente ciento treinta submarinos atómicos con reactores aún llenos esperaban para ser desmantelados y descontaminados. Hasta ese año, solo doce submarinos atómicos habían pasado por el procedimiento mediante el que se separaban la proa y la popa sin descargar el núcleo. No sabemos con exactitud qué sucedía en realidad durante el régimen soviético. Ningún radar cercano registró el ovni. Los expertos soviéticos supusieron que lo envolvía una nube ionizada.


INFORMES y TESTIMONIOS

Hace algunos años, V. V. Krapiva se reunió con el profesor Korsakov de la Universidad de Odessa. El profesor Korsakov le contó acerca de una conversación que había tenido con un amigo, un oficial de la Armada soviética que había prestado servicio en la base naval de Sebastopol. En los años cincuenta, este oficial había visto un ovni. El objeto se había elevado por detrás del crucero de batalla, y el oficial tuvo la impresión de que había surgido desde las profundidades del mar Negro. Korsakov posee una fotografía del objeto.
A mediados de los años setenta, Félix Zigel destacó que sus investigaciones incluían información acerca de platillos volantes que salían del mar y entraban en él. Según él, había tres tipos de ovni según su origen: montañosos, oceánicos y cósmicos.

El Centro Ruso de Investigación Ufológica posee una colección de avistamientos de objetos relacionados con el aspecto hidrosféfico del fenómeno.
En agosto de 1965, la tripulación del buque a vapor Raduga observó un fenómeno fuera de lo común mientras navegaba por el mar Rojo. A unos tres kilómetros, una esfera en llamas salió expulsada del agua, sobrevoló la superficie del mar y lo iluminó. La esfera tenía 60 metros de diámetro y se mantuvo suspendida en el aire a una altitud de 150 metros sobre la superficie del mar. Cuando emergió, se formó una gran columna de agua ascendente y, unos momentos después, se desplomó.

En 1977, la revista soviética Sudostroyeniye publicó un artículo de M. I. Girs en el que describía un episodio ocurrido a principios de los años setenta, visto desde el barco Trinto-2. Todo sucedió en noviembre, en el océano Atlántico. Por la noche, mientras la oscuridad caía sobre el océano, los marinos vieron una nube luminosa gigantesca. Se encontraba apenas sobre la línea del horizonte y su forma circular era casi perfecta. En el centro de la nube vieron un punto con una especie de cola que se movía de manera desordenada. La nube aumentaba de tamaño mientras la cola del punto se movía constantemente. Cuando la primera nube se disipó, una segunda nube surgió en su lugar y luego vino una tercera. En un determinado momento, una cubría a la otra. Las nubes eran luminiscentes y se asemejaban a la luna, pero no eran tan brillantes. La transmisión de radio no se vio afectada y tampoco hubo inconvenientes con las brújulas magnéticas de la embarcación.

El año 1977 fue muy interesante para el avistamiento de ovnis. Un ejemplo muy ilustrativo es el que se describe en una carta dirigida a la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, cuyo resumen incluimos en este libro. Era el 7 de julio de 1977, precisamente a las 16.00, hora de Moscú. El buque a motor Nikolay Ostrovsky navegaba a través del estrecho de Tatarsky desde el puerto de Vanino y atravesaba el estrecho de La Pérouse hacia el puerto de Providence. Durante los siguientes 32 minutos ocurrió algo fuera de lo normal. Estaba nublado y la visibilidad era de entre ocho y once kilómetros. A unos trescientos ó cuatrocientos metros al este de la embarcación, los tripulantes vieron una formación similar a una nube. Tenía forma de paralelogramo. O. M. Dereza, uno de los testigos presenciales y jefe de la estación de radio de a bordo, declaró en la carta que se estremeció con solo pensar que lo que estuviera dentro de la formación nubosa -que se movía a la misma velocidad que la embarcación-podría haber visto y estudiado de manera exhaustiva a los tripulantes. No podía ver a nadie en la nube, pero de algún modo sentía que esos seres podían oír y entender el idioma ruso e, incluso, leer los pensamientos de la tripulación a la distancia. Se le ocurrió que ese perfecto paralelogramo nuboso podía ser una nave espacial de otro planeta. Fuese lo que fuese, la formación nubosa desapareció a las 16.32, hora de Moscú.

De las islas Georgias del Sur llegaron algunos informes por completo fascinantes. Al sudeste de las islas Malvinas y perdidas en el medio del océano Antártico, en una de las regiones más remotas del planeta, se encuentran las islas Georgias del Sur, bajo control británico. El continente antártico se encuentra a unos mil seiscientos kilómetros hacia el sur. Las islas Georgias del Sur están ubicadas entre 35.47' y 38.01' al oeste y 53.58' Y 54.53' al sur, dentro del frente polar. Más de la mitad de la isla principal está cubierta por glaciares.


Los capitanes de embarcaciones soviéticas informaron que una nube oscura y cónica sobrevolaba constantemente la isla. Se adjuntó una fotografía a los informes en la que se veía el vuelo de un platillo que surgía de la base de la superficie del océano. El objeto no se parecía a un misil ni a un torpedo. Justo después de su ascenso, el objeto se volvía invisible para los radares, como si estos quedaran ciegos.

En diciembre de 1977, no muy lejos de las islas Georgias del Sur, la tripulación del barco pesquero Vasify Kisefev también observó algo asombroso: un objeto con forma de rosquilla que se elevaba desde las profundidades del agua. Tenía un diámetro de entre 300 y 500 metros. Se mantenía a flote en el aire a una altitud de cuatro mil ó cinco mil metros. El radar del pesquero dejó de funcionar de inmediato. El objeto sobrevoló la zona durante tres horas y luego desapareció instantáneamente.

La revista Zagadki Sfinksa (número 3, Odessa, 1992) publicó el testimonio de Alexander G. Globa, tripulante del Gori, un buque cisterna soviético. En junio de 1984, la embarcación Gori se encontraba en el mar Mediterráneo, a 20 millas náuticas del estrecho de Gibraltar. A las 16.00, Globa estaba de servicio. Con él se encontraba el segundo a cargo, S. Bolotov. Los dos estaban de guardia en el puente de mando izquierdo cuando vieron un objeto policromático extraño. Cuando el objeto se encontraba en la parte de atrás del barco, se detuvo repentinamente. S. Bolotov estaba alborotado y sacudía los binoculares y gritaba: « ¡Un platillo volante, un verdadero platillo volante; Dios mío, apúrate, mira!».
Globa miró a través de sus binoculares y vio, a la distancia, sobre la popa, un objeto achatado que le recordó a un sartén bocabajo. El ovni tenía un brillo gris metalizado. La parte inferior de la nave era de forma redondeada bien definida y su diámetro no era superior a los veinte metros. En el enchapado de la parte inferior, Globa también vio protuberancias con forma de olas.
La base del objeto consistía en dos medios discos, el de arriba más pequeño, que giraban en direcciones opuestas. En la circunferencia del disco inferior, Globa vio numerosas luces brillantes con forma de cuentas. La atención de los marinos estaba centrada en la parte inferior del ovni. Parecía totalmente pareja y suave, del color de la yema de huevo. En el centro, Globa distinguió una mancha redonda, algo así como un núcleo. En el borde de la parte inferior del ovni, que era bastante visible, había algo similar a una tubería. Brillaba con un tono rosado que no parecía natural, como una luz de neón. La parte superior del disco del medio estaba coronado por algo con forma triangular. Parecía moverse en la misma dirección que el disco inferior, pero mucho más despacio.

De pronto, el ovni dio varios saltos, como si estuviese a merced de una ola invisible. Muchas luces iluminaron la parte inferior. La tripulación del Gori intentó atraer la atención del objeto con un proyector de señales. En aquel momento, el capitán Sokolovsky estaba en cubierta con sus hombres. Tanto él como el segundo a cargo no perdían de vista el objeto. Sin embargo, otra embarcación que se acercaba al puerto atrajo la atención del ovni. Se trataba de un buque de carga seca árabe que se dirigía a Grecia. Los árabes confirmaron que el objeto sobrevoló su embarcación. Un minuto y medio después, el objeto cambió su trayectoria, giró hacia la derecha, cobró velocidad y ascendió rápidamente. Los marinos soviéticos vieron que cuando llegó a las nubes, mientras aparecía y desaparecía, brillaba con los rayos del sol. Luego, la nave se encendió como una chispa y desapareció en el acto.

Yerokhin recuerda el artículo publicado en el diario soviético Nedefya (número 18, 1977). Científicos a bordo del navío Vladimir Vorobyev informaron de haber visto un punto blanco brillante que giraba en torno a la embarcación a una profundidad de 170 metros. Tenía un radio de entre ciento cincuenta y doscientos metros; giraba en el sentido contrario a las agujas del reloj y estaba separado en ocho porciones. La sonda sónica registró la presencia de algo a una profundidad de 20 metros por debajo de la quilla. La luz se movía como en oleadas, en forma de ocho rayos que giraban y se curvaban como las aspas de una turbina.


OBSERVADORES NAVALES SOVIÉTICOS

El periódico Krasnaya Z vezda -el periódico portavoz de las Fuerzas Armadas soviéticas-publicó un curioso informe en el número del 23 de octubre de 1985. El avistamiento se produjo en las regiones polares soviéticas. Algunos marinos informaron haber visto un objeto muy brillante, amarillento y del tamaño de una moneda de 25 centavos de dólar volando a poca altura sobre el horizonte. Había otros tres objetos similares, equidistantes del primero. Un teniente que regresaba de su guardia también se percató y declaró, sin ninguna duda, que no se trataba de helicópteros. El artículo terminaba más o menos como siempre: sin explicar la presencia de los ovnis vistos por todos, el teniente fue avergonzado por un oficial de un buque insignia que identificó de manera errónea al ovni como el planeta Júpiter.

Los años pasaron y las políticas de Gorbachov cambiaron el enorme país.

Antes de la caída de la Unión Soviética, un oficial de la Armada publicó un artículo sobre avistamientos militares de ovnis. Como muchos otros oficiales rusos, Nikolay Dyomin no consideraba que los ovnis fueran meras ilusiones ópticas. Los ovnis avistados eran los mismos platillos, bolas y rayos que se habían observado en otras partes del mundo a lo largo de la historia, pero registrados con la precisión y la imparcialidad de un informe militar. A menudo, observadores navales utilizaban métodos técnicos especiales. En algunos casos, se observaron y registraron objetos desde distintos puntos de su dinámica de vuelo. Según los avistamientos, el control y verificación de los oficiales meteorólogos de la Flota soviética demostraron fehacientemente que los objetos avistados no eran el resultado de ilusiones ópticas o de alguna actividad tecnogénica humana. La revista A-Ytz (número 2, Estonia, 1991) publicó un artículo que incluía el avistamiento de un ovni por parte de Dyomin en 1976 en Estonia.


Cabe mencionar que la Armada soviética guardó sus secretos cuidadosamente y declaró su postura en contra de quienes publicaban opiniones alternativas acerca de los ovnis y osnis en la Unión Soviética. Esa fue la reacción del contralmirante M. Rudnitsky ante un artículo publicado en el número 9 de 1972 de la revista Tekhnika-Molodezhy. El oficial de la Armada soviética expresó varios argumentos, entre los que se encontraba el hecho de que si seres inteligentes hubieran vivido bajo el agua durante miles de años, sin duda habrían intentado tener contacto con los seres humanos. Sin embargo, no hay registros de dichos intentos en la historia. No obstante, Yerokhin considera que esa fluorescencia misteriosa que se vio en el mar pudo tratarse de un intento de comunicación con nosotros por parte de una civilización subacuática.

Pero estos fenómenos no pueden descartarse sin más. En su libro Iz sekretnikh arkhivov razvedok mira (Moscú, 1998) (Desde los archivos secretos del mundo), Nikolai Nepomnyaschy menciona el profundo interés que tuvieron los soviéticos en un objeto subacuático que fue bombardeado por la Armada argentina en 1960. Nikita Khruschev, por entonces secretario general del comité central del Partido Comunista de la Unión Soviética, le pidió una investigación al agregado soviético en Argentina. Sin embargo, los intentos argentinos de capturar los osnis fracasaron.

El 28 de agosto de 1989, ocurrió un avistamiento muy interesante en la zona de la península de Kola que fue publicado en el periódico de la Armada soviética Flag Rodini, en Sebastopol, el 11 de noviembre de 1990. El navío soviético de investigación científica Akademik Aleksye Krilov se encontraba a unos ocho kilómetros de la península cuando su tripulación observó un ovni durante aproximadamente cuatro minutos. Se trataba de una nube luminiscente con algo que centelleaba en su interior. El ovni se movía a la velocidad de un avión, bien alto en el cielo. De pronto, eso que titilaba se separó del ovni y, a una distancia considerable, desapareció. El ovni sufrió una explosión y emitió gases, y unos segundos después hubo otra explosión.

En el periódico Zhizn se publicó otro artículo acerca de la misma zona; estaba escrito por Grigory Tel´nov y su título era «NLO» (siglas de ovni en ruso). Tel'nov escribió que durante los años ochenta hubo avistamientos de una gran cantidad de objetos subacuáticos en los mares del norte de la Unión Soviética. Los ufólogos soviéticos habían analizado dichos avistamientos, cuya información procedía de varias fuentes, y habían llegado a la conclusión de que solamente durante los años 1980 y 1981 los habitantes de la península de Kola habían visto ovnis ascender desde el agua en al menos treinta y seis oportunidades.
Hacia finales de 1982, mientras la Armada realizaba ejercicios, se detectó un objeto no identificado sobre Balaclava, en Crimea. Este elemento no respondía a las repetidas llamadas de la Armada. Testigos recordaron que la cosa, que se movía a la altitud de vuelo de un helicóptero, tenía una trompa puntiaguda y de su cola salían destellos. Se enviaron interceptores, pero el objeto se sumergió en el agua cuando estos se acercaron. Los navíos soviéticos no lo pudieron detectar bajo el agua.

Hubo informes de avistamientos fascinantes en las islas soviéticas Kuriles. N. S. Krokhmalev informó acerca del primer avistamiento en un artículo publicado en el diario ruso Chetvertoye izmereniye i NLO (número 6, 1997). En agosto de 1982, Krokhmaley se encontraba a bordo del navío Nikolai Boshnyak, en la zona de la isla Shikotan. La nave se dirigía hacia el estrecho de Ekaterina, entre las islas de Iturup y Kunashir. El comandante de guardia de ese momento invitó a la tripulación a que observara un fenómeno curioso. Un círculo elíptico con bordes delineados apareció en la superficie del mar alrededor del barco. La luminiscencia se parecía a la que emite un televisor. Estimaron que el tamaño era de 125 metros de largo y 74 metros de ancho. No se oía otro sonido más que el del motor de la embarcación. Debajo del barco había un objeto a una profundidad de tres o cuatro metros. Al mismo tiempo, apareció un círculo perfecto alrededor de la luna. El círculo en la superficie acompañó a la embarcación soviética durante dos horas y luego desapareció repentinamente. En ese momento, el barco se desplazaba a baja velocidad. Ningún dispositivo a bordo registró nada fuera de lo común. Krokhmalev recordaba haber tenido sentimientos de depresión y perplejidad después del avistamiento.

En julio de 1983 tuvo lugar otra visión a poco más de tres kilómetros de la isla Shikotan. Era verano, en la segunda mitad de julio, de madrugada; Zenit, un barco pesquero de la isla Sajalín, estaba cerca de la isla a la espera de un amarradero libre para subir la carga. Había seis tripulantes en la cubierta. El sol todavía no había salido, y la bruma matinal cubría el horizonte. De pronto vieron una esfera brillante y anaranjada. Se movía lentamente de norte a sur y desapareció como si hubieran apagado una bombilla. La esfera era diez veces más grande que la luna que se veía en ese momento. Se movió durante unos dos minutos. El mar estaba calmo y la niebla era débil. La esfera se movía a baja altura, cerca de la línea del horizonte, entre la isla Shikotan y la embarcación, y todos podían apreciarla, ya que su luz no era cegadora. Parecía un disco rojizo como el sol poniente.
Este informe fue enviado por M. Gershtein. Su autor es V. P. Krilosov y se encuentra en los archivos de A. Golts.

Cinco años más tarde, otro episodio ocurrió en el mismo lugar. El periódico Priroda i anomalniye yavlenia publicó un artículo sobre este hecho en su número 7, en 1990. El avistamiento había ocurrido en octubre de 1988, alrededor de las 21.00 horas. El portaaviones soviético Novorossiysk estaba llevando a cabo ejercicios de entrenamiento. La tripulación vio un cuerpo gigantesco con una silueta borrosa que se elevaba por detrás de la isla. Había 36 luces ubicadas geométricamente por todo el objeto. Cuando el ovni ascendió, todos los sistemas electrónicos a bordo del Novorossiysk se desconectaron. Tanto los motores diesel como el acumulador portátil a batería de las estaciones de radio dejaron de funcionar. El barco, una pieza de ingeniería de vanguardia equipada con lo más moderno en electrónica, se convirtió en nada más que una pila de metal a casi cinco kilómetros de la isla. Estaba completamente indefenso. Los pescadores en la isla también vieron el objeto. 40 segundos después los sistemas de a bordo revivieron, uno tras otro. El radar no registró ningún objeto. Se envió un helicóptero K-27 hacia el ovni, pero el extraño objeto se fue volando a gran velocidad. El episodio completo duró 15 minutos.

En 1989, en la zona de la provincia marítima, hubo otro avistamiento. Fue publicado en el periódico Tikhookeanskaya Cazeta (Jabárovsk, 21 de octubre de 1989). Quien informó del avistamiento fue O. I. Zimakov, capitán del buque cisterna Volgoneft-161. El incidente tuvo lugar el 2 de agosto de ese año. El ovni se detectó en la parte norte del cielo, a unos treinta y cinco grados del horizonte. La esfera era de color amarillento pálido y tenía una especie de luminiscencia alrededor, como la luna. El objeto se movía hacia el Noreste y se elevaba levemente sobre el horizonte. Los observadores lo vieron durante unos cinco minutos y luego desapareció.


La revista NLO publicó una carta en la edición 12 de 1997. El autor, Nikolai Sadkov, de la ciudad rusa de Pskov, describía un interesante episodio ocurrido cuando pertenecía a la flota rusa del mar Negro. Estaba de servicio a bordo de un bote de la Armada, cuya misión era recuperar los torpedos soviéticos que no habían explotado al llegar al objetivo durante los ensayos en el mar. Los torpedos podían mantenerse a flote sobre unas cuarenta y ocho horas, tras las cuales se hundían. En una oportunidad, la tripulación tuvo que rescatar un torpedo secreto de tipo delfín. Un representante de un del departamento especial acompañaba a la tripulación en su búsqueda. Lo localizaron alrededor de dos horas después, y una hora más tarde, el barco se acercó a él. Apenas podían ver el torpedo mientras el oficial guiaba la embarcación. Entonces, por detrás de las nubes, apareció lo que parecía una nave espacial con forma de campana que sobrevolaba al torpedo. El diámetro del ovni llegaba a los quince o veinte metros. Descendió lentamente hasta llegar a una altitud de cinco metros sobre el torpedo. 



Una voz que provenía de algún lugar en el cielo dijo, en un ruso bien claro, que no les sucedería nada malo y que todos debían quedarse donde estaban. Se extendió una plataforma circular desde la base de la nave espacial y atrajo el torpedo hacia arriba como si fuera un imán. El técnico a cargo del sonar salió corriendo con la cámara de fotos en la mano para tomar fotografías. La nave espacial emitió un rayo de luz delgado, rojizo y brillante, tocó al técnico en la cabeza, y este se desplomó. La voz, extraña, autoritaria pero al mismo tiempo amable, le dijo a los navegantes que se quedaran donde estaban, que nada malo les sucedería. El ovni desapareció junto con el torpedo o, mejor dicho, salió volando velozmente. Dos horas después, reapareció y sobrevoló la cubierta del barco. El torpedo descendió lentamente desde la base de la campana y fue depositado sobre la cubierta de la embarcación soviética. La nave espacial desapareció. Cuando llegaron a la base, los marinos tuvieron que firmar una declaración en el Departamento Especial en el que se comprometían a no revelar el episodio a nadie. Si partimos de la base de que N. Sadkov no inventó la historia, ¿qué era esa campana? ¿Un ovni, un osni, un avión espía estadounidense?

Doscientos años pasaron desde el avistamiento relatado por el doctor Gorbovsky y aún se observan ovnis sobre los océanos, lagos y mares de nuestro planeta.


SECRETOS DE LAS PROFUNDIDADES RUSAS

Algo muy extraño ocurrió en las aguas del mar del Norte en 1993, un relato de lo cual se publicó en un artículo cuyo título puede traducirse al español como «Increíbles submarinos rusos» el 6 de febrero en la revista NLO. Desafortunadamente, no tenemos el nombre del autor. El 2 de febrero de 1993, durante una tormenta muy fuerte, un escuadrón de la OTAN se topó con tres destructores estadounidenses. La tripulación les envió un mensaje de radio que les pedían que no se acercaran a más de cinco kilómetros de la embarcación. El barco de la OTAN quedó a la deriva. Poco después, 16 naves de color ámbar brillante aparecieron sobre las embarcaciones estadounidenses. Las sobrevolaron durante unos pocos minutos y luego se marcharon rápidamente. Unas semanas después se reportó que uno de los destructores estadounidenses había desaparecido. Se iniciaron búsquedas conjuntas entre la OTAN y los rusos. El 15 de abril, una embarcación rusa informó de que había registrado un objeto subacuático no identificado. Su velocidad aproximada era de sesenta nudos, y su tamaño, de 210 por 120 metros. Nunca encontraron al destructor estadounidense.

Nikolai Nepomnyaschy, en su libro Stranniki Vselennoy (Trotamundos del universo), (Moscú, 1996), menciona un episodio curioso. El intelectual E. Shnyuyukov recordó una expedición que se llevó a cabo a principios de los noventa en el mar Negro. Estaba a bordo del barco de investigación científica Mikhail Lomonojov. Se detectó un objeto sumergible no identificado a una profundidad de entre mil cuatrocientos y mil ochocientos metros. Era enorme -dos por tres kilómetros-y de forma elíptica. La sonda registró al osni misterioso como una nube densa, de hasta 270 metros de espesor, pero los análisis del agua tomada en sus alrededores no revelaron ninguna anomalía hidroquímica. Otro dato fascinante: los dispositivos que protegían a los barómetros de impactos contra el suelo comenzaron a funcionar inmediatamente después de registrar el osni.

Algunos de los episodios más recientes en la zona del mar Caspio se describen en el capítulo acerca de la guerra de Chechenia. Sin embargo, un incidente ocurrido en 1997 merece su discusión en este capítulo.
La fuente de esta historia es el periódico Perekrestok Kentavra (número 13, 1997). El 21 de julio de 1997, a las 22.20 hora de Moscú, un objeto volador no identificado se estrelló contra las aguas del mar Caspio. Inmediatamente, el capitán del barco remolcador Schukin envió un mensaje a los servicios de rescate de la Armada. La tripulación observó un objeto oscuro con forma similar a la de un helicóptero que avanzaba desde la costa. De pronto, el objeto cambió la dirección de vuelo y se estrelló contra el mar. Hubo una gran explosión y se formó una enorme columna de agua ascendente. Servicios civiles y militares terrestres de búsqueda y rescate declararon que al momento de la explosión no había ningún avión en el aire.

Mientras tanto, los capitanes de los barcos que estaban en la zona recibieron órdenes de avanzar inmediatamente hacia un área determinada. Las coordenadas eran 45 grados, tres minutos de latitud norte y 48 grados de longitud este. Ese era el lugar donde parecía haber ocurrido el accidente. De inmediato, lanchas patrulleras militares rusas se unieron al remolcador. No encontraron ninguna clase de rastro. El mar amenazaba tormenta y los buzos no podían trabajar bajo del agua -la profundidad del mar allí era de 20 metros. El barco remolcador recibió un mensaje en su receptor de radio portátil.

Dos meteorólogos, que estaban de guardia esa noche a poca distancia del lugar del impacto -en la isla de Tyuleniy-, no vieron caer ningún objeto del cielo. Los controladores de tráfico aéreo del aeropuerto de Makhachkala dijeron que, a la hora de la supuesta colisión, solo había helicópteros de remolque Mi-8 en el espacio aéreo. Pero estaban volando lejos de la zona y ambos llegaron a salvo a sus bases. Ni los militares ni la agencia FSB -sucesora rusa del KGB soviético-tenían ninguna información del ovni. Ambos negaron estar realizando pruebas secretas en la zona del mar Caspio. El centro de prensa de las Tropas Federales de Frontera emitió un comunicado en el que afirmaba que el ovni no podía haber sido un avión o un helicóptero porque todos los vuelos sobre el mar estaban bajo control.

Cabe preguntarse si se trató de un espejismo. El científico ruso A. Yakolev así lo cree. Pero, tal como señala A. L. Kolsky, un autor ucraniano cuyo libro publicado en 1988 Prizraki lstorii (Fantasmas de la historia) es muy popular, un espejismo usualmente no se acompaña de efectos de sonido y columnas gigantes de agua.
Alexey B. Blinov, un científico que encabezó una expedición en el Ártico en agosto de 1995 en el mar de Kara, dio a conocer otro episodio en su artículo publicado por el periódico Anomaliya (número 4, 1996). El 13 de agosto de 1995, aproximadamente a las 20.00 horas, Blinov observó un objeto submarino brillante a unos cien metros de distancia del barco. El objeto se movía en forma perpendicular a su embarcación, Yakov Smirnitsky. Blinov llamó a otro científico para que también observara el objeto extraño. Al principio, pensó que había visto una ballena beluga, pero después, cuando observaron de cerca, resultó ser una mancha redonda brillante, fluorescente y de alrededor de tres metros de diámetro. Su velocidad era pareja y un tanto lenta para una ballena. El objeto se aproximó al barco ruso, pasó por debajo del buque, y alrededor de 15 segundos más tarde ascendió por el otro lado. Su velocidad y dirección de movimiento se mantuvieron constantes y uniformes debajo de la superficie del mar. A. Blinov no duda de que el objeto fuera antinatural, porque se movía en sentido vertical y también perpendicular a la corriente. No ejerció influencia psicofísica ni eléctrica sobre los seres humanos, ni sobre las gaviotas que volaban sobre la superficie del mar en las proximidades del objeto.

Lo más probable es que algunos de los fenómenos observados que se presentan en este capítulo estén relacionados con fuerzas militares soviéticas y occidentales secretas. Otras observaciones pueden atribuirse a fenómenos naturales desconocidos y hasta a errores en la identificación de animales marinos conocidos. Pero hay un número de observaciones que parecen no ajustarse a ninguna de estas explicaciones y que todavía nos tienen intrigados sobre su naturaleza y origen. El campo de investigación no se ha concentrado en los avistamientos subacuáticos, ni en la Unión Soviética ni en ningún otro lado, y podemos asegurar -sin intentar hacer un juego de palabras-que los avistamientos de los que efectivamente tenemos registro no son más que la punta del iceberg.



Documental OVNIs en la Union Sovietica